Una ruta completa, equilibrada y con el mejor aprovechamiento que se puede hacer en Sri Lanka. Un viaje cultural, de naturaleza y fauna, activo, exótico, con playas y bastante cómodo.
Incluimos dos safaris en jeep en dos de los Parques Nacionales más importantes del país, Minneriya y Udawalawe donde está prácticamente asegurado que veáis elefantes salvajes, ciervos, águilas, cocodrilos, garzas y seguramente mucho más.
Comenzaremos poniendo rumbo hacia el mítico triángulo cultural de las ciudades del norte: Sigiriya, Polonnaruwa y Dambulla son nombres mágicos de ciudades, templos y fortalezas que nos trasladan a la época dorada de la isla. En el centro de este triángulo recuperado del oscuro verde de la jungla se mantiene intacto el Parque Nacional de Minneriya. Un tesoro de lagunas y praderas donde las manadas de elefantes salvajes se desplazan en busca de pastos bajo la atenta mirada de las grandes colonias de aves.
En ruta hacia el corazón montañoso del país, Kandy se alza orgullosa junto al lago como última capital independiente de la monarquía de Sri Lanka. Ciudad de la aristocracia cingalesa guarda el esplendor en sus templos y jardines, un bálsamo para los sentidos antes de emprender la ruta en tren hacia las tierras altas del té. Las montañas del centro del país, región mimada durante la época colonial inglesa es una zona cuajada de plantaciones de té, cascadas, y pueblos de étnia Tamil. Nuwara Eliya, antigua capital de verano de la época colonial que aún conserva sus viejas casas eduardianos y un cierto sabor añejo.
Para acabar este sueño en la antigua Isla de Ceilán alcanzamos las playas idílicas del Océano Índico. En jeep visitaremos el Parque Nacional de Udawalawe, donde podremos contemplar multitud de animales salvajes. Seguiremos recorriendo la costa hasta Mirissa, refugio con sabor a tiempos antiguos de historias de piratas y sonidos rítmicos de regae y tambores. Algunos kilómetros al oeste se sitúa la mítica Galle fundada por los portugueses y más tarde tomada por holandeses e ingleses.